viernes, 21 de marzo de 2014

PERIODOS DE LA ARQUITECTURA GOTICA:

Gótico temprano
Al gótico temprano no hay que confundirlo con los numerosos templos franceses y del resto de Europa de la primera mitad del siglo XII cuya planta y alzado es plenamente tardorrománico pero que adopta bóvedas de crucería como solución final. Estas iglesias -que en España son muy numerosas sobre todo en la segunda mitad del siglo- suelen presentar, como soportes, pilares cuadrados o cruciformes con cuatro semicolumnas adosadas para recibir los arcos perpiaños y formeros. Al decidir posteriormente su cubrición con bóveda de ojivas hubo que improvisar ménsulas a cada lado de la columna superior para soportar los arcos cruceros. En algunos casos se prescindió de las ménsulas y los nervios cruceros apearon directamente en el muro siendo embebidos en éste. En ocasiones a este estilo tardío románico con bóvedas de ojivas se le ha denominado "románico ojival" y está más relacionado con las construcciones cistercienses que con un verdadero espíritu gótico.

Gótico clásico

Ya dentro del período clásico del gótico, la catedral de Chartres -comenzada en 1194- vuelve al alzado de tres pisos (arquería, triforio y claristorio, habiendo sido eliminada la tribuna, invento románico para reforzar las bóvedas de la nave central), siendo el superior o claristorio de enormes ventanales bíforos apuntados con rosetones, tréboles cuadrifolios, etc. Los sabios arbotantes de Chartres permiten eliminar el abombamiento de las bóvedas con lo que las claves de todos los arcos están al mismo nivel.
Este periodo del gótico clásico culminó en la catedral de Reims (comenzada en 1210) y que sigue el esquema general de Chartres. Con sus equilibradas proporciones, Reims representa el momento clásico de serenidad y reposo en la evolución de las catedrales góticas.
La catedral de cinco naves de Bourges (comenzada en 1195) reduce la altura del claristorio en favor de la longitud de la arquería inferior y el triforio que alcanzan gran altura, pero sacrifica la luminosidad.

Gótico radiante
En esta fase del gótico frances, la luz adquiere el total protagonismo ya que se desmaterializa el muro en detrimento de la altura para colocar vidrieras profusamente, en concreto, mediante rosetones (de aquí el nombre) o grandes vanos con tracerías caladas. La Sainte-Chapelle de París es el mejor ejemplo de esta arquitectura.

Gótico flamígero
La última fase de la arquitectura gótica francesa recibió el nombre de gótico flamígero o flamboyant, por el uso del arco conopial y las tracerías en forma de llama.

Las tres características más acusadas son el barroquismo de la decoración exterior de las fachadas (puertas y ventanales), la eliminación de obstáculos visuales que perjudicasen el aspecto ascensional y la complejidad decorativa (ya poco tectónica) de las bóvedas de crucería que incorporan infinidad de nervios trazando complejísimas figuras geométricas mediante terceletes, arcos combados, etc.

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